"Sexo, mentiras y un tercer invitado..."
El enamorado celoso soporta mejor la enfermedad de su amante que su libertad.
Marcel Proust (1871-1922) Escritor francés.
A mis fieles lectores, les voy a relatar una “triste historia” que me sucedió este fin de semana:
“Cuando las hormonas piden, es muy difícil decirles que no, y para una mujer soltera, de treinta años acceder a la petición de “acercamiento” con un ex, no es una mala opción.
Esa noche, yo estaba con amigos y mi celular recibió un misterioso mensaje: “Hola”, conociendo un poco a mi ex, ese “Hola” significaba la invitación a una noche de “emociones”, y las ganas de recordar viejos tiempos, por eso, (desafortunadamente) mi primer impulso fue devolver el mensaje: “Hola, que onda? Nos vemos?”, mandado el mensaje la cosa era esperar la respuesta que no tardo en llegar: “Tengo todo listo, ven, te espero”, obviamente, ese “mensaje subliminal”, sirvió para que yo me diera cuenta que las cosas marchaban sobre ruedas y que por fin, después de tanto tiempo, me tocaría “jugar una pichanga”, busque en mi "cajita de los recuerdos", un par de preservativos, me eche un poquito de perfume (del que a el le gustaba), le di las disculpas a los amigos y me dirigí rauda a mi encuentro sexual.
Al llegar a su casa, puertas y ventanas estaban abiertas para recibirme, a medida que entraba, iba dejando todo cerrado , para que nadie pudiera interrumpir mi idilio (eso creía yo) y me sentía como el Chino Ríos cuando lo recibieron en la moneda, al creer que mi ex había preparado todo para que pasáramos una noche inolvidable.
Luego de los saludos pertinentes, comencé mi “actuación” y di rienda suelta a mi imaginación, el hecho de estar con aquel hombre, después de tanto tiempo, me ayudo a desinhibirme y a dejar aflorar miles de pasiones que tenia escondidas, por eso, la previa al sexo fue de las mejores.
Ya terminado el “pre calentamiento”, estaba lista para la pichanga y comenzó el partido, los jugadores estaban en la cancha y el atisbo de un primer gol me emocionaba al limite, jugaba a ganador y me esforzaba por conseguir un buen resultado.
De pronto, de las penumbras de la noche y sin que yo alcanzara a reaccionar, apareció un "tercer jugador", (que entro por la ventana) no invitado, nunca deseado, que quería entrar al juego, pero no conmigo, ¡si no con el!.
Este “invitado de piedra”, se sulfuro al ver que su “jugador favorito” estaba jugando una “mansa pichanga” con otra persona y su enfado fue tal, que intento sacarme de la cancha con un sin numero de “agresiones”, mientras, “mi jugador estrella”, trataba incansablemente de sacarlo de la cancha, sin que su fuerza lograra siquiera moverlo a la linea de banda, y en un momento de “arranque” el maldito se me tiro encima y me quemo la cara con un cigarrillo.
Tengo que reconocer que simplemente mis reflejos no funcionaron, porque al ver a este “despechado” no puede mas que emitir risas, la idea de estar siendo victima de un ataque de celos por “otro hombre” me resultaba mas que increíble y no atinaba ni a vestirme, ni a gritar, solo a reír (que absurda reacción!!!), lo peor, fue cuando mi jugador, (a esa altura ex futbolista) no se le ocurrió nada mas bueno que llamar refuerzos, (su hermana) la que en vez de solidarizar con el género, (conmigo) solo atino a calmar a su “cuñado” y a preguntar a que hora se terminaba el partido para desocupar la cancha.
Entonces, me "afloro el orgullo", y decidí hacer abandono total de el campeonato, nerviosamente recogí mi equipo y procedí al retiro, antes de salir y encolerizada, le sugerí respaldo policial a mi ex, el cual accedió a ir a dejarme a la esquina (pero no de mi casa, sin no de el), en caso de que este “cachudo” se le ocurriera perseguirme fuera del estadio y darme una paliza.
Al llegar, mis compañeros de equipo me saludaron como si viniera de una gran victoria, todos pensaban que el partido lo había ganado por goleada, y entre las urras y cánticos de guerra, mi comentario fue catastrófico: “Me tuve que retirar del partido porque llego la dupla de mi compañero y me saco a patadas del estadio”. Mis camaradas solo querían ir a cobrar venganza por tamaña humillación, pero yo (con mi llanto) les impedí “tomar la justicia por sus manos”.
Al otro día, (mas calmada) hago al recopilación de los hechos, “Este tipo es bisexual y yo nunca me di cuenta, claro, si no, no se explica que “su amigo” se enojara tanto al encontrarnos en el acto”, y el espejo me anuncia la falta, ¡laceración frontal de 0.5 mm!, entonces “tome el toro por las astas” y decidí hacer algo al respecto, Carabineros me mando al servicio de urgencia a constatar lesiones, y la denuncia quedo estampada.
Ahora tengo que esperar el dictamen de la FIFA, a ver si logro que "esa cancha" sea suspendida por un buen tiempo y que al "tercer jugador", mínimo, lo multen por agresión y quede “eliminado de toda competencia”.
Así termino mi “pichanga de barrio”, con heridos, laceraciones, insultos, amenazas y con el sabor amargo de haberme metido “entre una pareja” (de hombres).”
“Cuando las hormonas piden, es muy difícil decirles que no, y para una mujer soltera, de treinta años acceder a la petición de “acercamiento” con un ex, no es una mala opción.
Esa noche, yo estaba con amigos y mi celular recibió un misterioso mensaje: “Hola”, conociendo un poco a mi ex, ese “Hola” significaba la invitación a una noche de “emociones”, y las ganas de recordar viejos tiempos, por eso, (desafortunadamente) mi primer impulso fue devolver el mensaje: “Hola, que onda? Nos vemos?”, mandado el mensaje la cosa era esperar la respuesta que no tardo en llegar: “Tengo todo listo, ven, te espero”, obviamente, ese “mensaje subliminal”, sirvió para que yo me diera cuenta que las cosas marchaban sobre ruedas y que por fin, después de tanto tiempo, me tocaría “jugar una pichanga”, busque en mi "cajita de los recuerdos", un par de preservativos, me eche un poquito de perfume (del que a el le gustaba), le di las disculpas a los amigos y me dirigí rauda a mi encuentro sexual.
Al llegar a su casa, puertas y ventanas estaban abiertas para recibirme, a medida que entraba, iba dejando todo cerrado , para que nadie pudiera interrumpir mi idilio (eso creía yo) y me sentía como el Chino Ríos cuando lo recibieron en la moneda, al creer que mi ex había preparado todo para que pasáramos una noche inolvidable.
Luego de los saludos pertinentes, comencé mi “actuación” y di rienda suelta a mi imaginación, el hecho de estar con aquel hombre, después de tanto tiempo, me ayudo a desinhibirme y a dejar aflorar miles de pasiones que tenia escondidas, por eso, la previa al sexo fue de las mejores.
Ya terminado el “pre calentamiento”, estaba lista para la pichanga y comenzó el partido, los jugadores estaban en la cancha y el atisbo de un primer gol me emocionaba al limite, jugaba a ganador y me esforzaba por conseguir un buen resultado.
De pronto, de las penumbras de la noche y sin que yo alcanzara a reaccionar, apareció un "tercer jugador", (que entro por la ventana) no invitado, nunca deseado, que quería entrar al juego, pero no conmigo, ¡si no con el!.
Este “invitado de piedra”, se sulfuro al ver que su “jugador favorito” estaba jugando una “mansa pichanga” con otra persona y su enfado fue tal, que intento sacarme de la cancha con un sin numero de “agresiones”, mientras, “mi jugador estrella”, trataba incansablemente de sacarlo de la cancha, sin que su fuerza lograra siquiera moverlo a la linea de banda, y en un momento de “arranque” el maldito se me tiro encima y me quemo la cara con un cigarrillo.
Tengo que reconocer que simplemente mis reflejos no funcionaron, porque al ver a este “despechado” no puede mas que emitir risas, la idea de estar siendo victima de un ataque de celos por “otro hombre” me resultaba mas que increíble y no atinaba ni a vestirme, ni a gritar, solo a reír (que absurda reacción!!!), lo peor, fue cuando mi jugador, (a esa altura ex futbolista) no se le ocurrió nada mas bueno que llamar refuerzos, (su hermana) la que en vez de solidarizar con el género, (conmigo) solo atino a calmar a su “cuñado” y a preguntar a que hora se terminaba el partido para desocupar la cancha.
Entonces, me "afloro el orgullo", y decidí hacer abandono total de el campeonato, nerviosamente recogí mi equipo y procedí al retiro, antes de salir y encolerizada, le sugerí respaldo policial a mi ex, el cual accedió a ir a dejarme a la esquina (pero no de mi casa, sin no de el), en caso de que este “cachudo” se le ocurriera perseguirme fuera del estadio y darme una paliza.
Al llegar, mis compañeros de equipo me saludaron como si viniera de una gran victoria, todos pensaban que el partido lo había ganado por goleada, y entre las urras y cánticos de guerra, mi comentario fue catastrófico: “Me tuve que retirar del partido porque llego la dupla de mi compañero y me saco a patadas del estadio”. Mis camaradas solo querían ir a cobrar venganza por tamaña humillación, pero yo (con mi llanto) les impedí “tomar la justicia por sus manos”.
Al otro día, (mas calmada) hago al recopilación de los hechos, “Este tipo es bisexual y yo nunca me di cuenta, claro, si no, no se explica que “su amigo” se enojara tanto al encontrarnos en el acto”, y el espejo me anuncia la falta, ¡laceración frontal de 0.5 mm!, entonces “tome el toro por las astas” y decidí hacer algo al respecto, Carabineros me mando al servicio de urgencia a constatar lesiones, y la denuncia quedo estampada.
Ahora tengo que esperar el dictamen de la FIFA, a ver si logro que "esa cancha" sea suspendida por un buen tiempo y que al "tercer jugador", mínimo, lo multen por agresión y quede “eliminado de toda competencia”.
Así termino mi “pichanga de barrio”, con heridos, laceraciones, insultos, amenazas y con el sabor amargo de haberme metido “entre una pareja” (de hombres).”
2 Comments:
Elena
esta historia tuvo un feo final, y lamentablemente todo termina con un "te lo dije"...
no se ke mas agregar, es demasiado heavy la situacion, yo no la soportaria.
fuerza mujer!
se te estima mucho por estos lados.
Lo que hemos hablado. Ni caso de estos sujetos.
Tu tienes mejores cosas que hacer que aguantar estas historias.
Tu vida personal y tu sensibilidad son superiores a las estupideces de unos pobres sujetos. Total, que el gay se enfada y el bisex no sabe que hacer porque os desea a ambos. Es el colmo de la frescura y del ser mala persona.
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