"Juventud, divino tesoro"
Los jóvenes hoy en día son unos tiranos. Contradicen a sus padres, devoran su comida, y le faltan al respeto a sus maestros.
Sócrates (470 AC-399 AC) Filósofo griego.
En las noches de carrete, el automóvil (los que tienen la posibilidad de salir en auto) se convierte en un arma de doble filo, porque pasa de ser un medio de transporte a una “maquina infernal”, donde , si manejan ebrios, ¡perfectamente se podrían matar!, pero no lo dimensionan, están tan eufóricos con la velocidad, la música, el alcohol, los amigos, que creen que nunca nada les podría pasar y son confiados, y se creen superiores, se exponen y con ellos a sus amigos, familiares y a al gente en general.
Lo mismo pasa cuando están drogados, son capaces de decir y hacer montones de cosas (cosas que normalmente no harían), se envalentonan y van a “la guerra” , discuten de igual a igual con cualquier persona, se vuelven “polvorita”, y por “cualquier cosa” explotan en ira y desesperación, y son vulnerables, porque cualquier persona los alienta a hacer o que sea, y lo hacen, el fin es hacer “cualquier cosa” para pasarla bien y vivir aventuras al máximo.
En definitiva, cada vez que están bajo los efectos de algún tipo de alucinógenos, solo podrían suceder dos cosas: dejar de ser ellos para convertirse en verdaderas bestias o simplemente demostrarse tal cual son, unos cobardes que necesitan estímulos para hacer lo que quieren, al final, “de igual forma dan asco”.
El gusto por “jugar con fuego” se esta volviendo una plaga en la juventud, ya no se puede volver a la casa ni sobrio, ni ordenado, sin haber arrancado de los pacos, sin haber tomado en la calle, participado en alguna pelea, sin haber probado alguna droga o sin haber tenido sexo, la juventud se esta perdiendo en las profundidades del “carrete” y cada vez es mas difícil (para los adultos) darles nuevas formas de entretención que no signifiquen mayor riesgo para la identidad física de los jóvenes, ya que estos, “solitos” buscan la manera de meterse en líos y constantemente caminan en la cuerda floja entre lo bueno y lo malo (subjetivamente, claro).
Me gustaría una juventud sana, que no base su corta vida en competir por ganar el poder de la cuadra, ni que piense que la sociedad vale una mierda, sin que haga algo para remediarlo, una juventud que respete a los ancianos, que proteja la vida, que cuide la naturaleza, que priorice su vida antes de la “diversión”, que sea capaz de “entender” que bueno o malo, todos somos parte de un sistema y que afortunadamente hoy en día se les da la posibilidad de cambiar algunas cosas, me gustaría una juventud que tenga respeto por sus padres, que ame a sus hermanos, que vea el sexo como un acto de amor y no como un deporte, me gustaría una juventud que tenga valores claros y concretos y bases sólidas para enfrentar el mundo del mañana.
¿Será que les estamos dejando “un mundo de mierda” a nuestro jóvenes, y por eso se empeñan en destruirlo?
“Somos el reflejo de nuestras casas”, es lo que me enseñaban cuando chica en el colegio, y si esto es cierto, entonces estamos condenados, porque para que nuestros jóvenes tomen conciencia de las cosas verdaderamente importantes, “tenemos que empezar por casa” y ese es un trabajo de nunca acabar.
¿Qué hacer entonces?
Talvez, solo intentar hacerlos reaccionar, y en eso, nuestras autoridades tienen mucho que decir (¡los representantes que nosotros elegimos!), ya que a ellos les corresponde la tarea de que “por lo menos”, “no paguen justos por pecadores”
Mientras, “a defenderse” de los jóvenes, que quieren “tirarnos el mundo encima” y que desafortunadamente “no saben lo que hacen”