Carta a un Hijo
Cuando yo tenía catorce años, mi padre era tan ignorante que no podía soportarle. Pero cuando cumplí los veintiuno, me parecía increíble lo mucho que mi padre había aprendido en siete años.
Mark Twain (1835-1910) Escritor y periodista estadounidense
Mark Twain (1835-1910) Escritor y periodista estadounidense
El día en que estemos viejos y ya no seamos los mismos, ten paciencia y compréndenos, cuando se derrame comida sobre nuestra ropa y olvidemos como atarnos los zapatos, ten paciencia, recuerda las horas que pasamos enseñándote hacer las mismas cosas.
Si cuando conversas con nosotros y repetimos las mismas palabras y sabes de sobra como terminan, no nos interrumpas y escúchanos. Cuando eras pequeño, para que te durmieras tuvimos que turnarnos y contarte miles de veces el mismo cuento hasta que cerraras los ojitos.
Cuando estamos reunidos y nos hagamos nuestras necesidades, no te avergüences y comprende que no tenemos la culpa de ello pues ya no podemos controlarlas, piensa cuantas veces cuando niño te ayudamos y estuvimos pacientes a tu lado esperando a que terminaras lo que estabas haciendo.
No nos reproches el que no queramos bañarnos, no nos regañes por ello, recuerda los momentos en que te perseguimos y los mil pretextos que te inventábamos para hacerte mas agradable el baño.
Cuando nos veas inútil e ignorantes frente a todas las cosas tecnológicas que ya no podremos entender, suplicamos que nos des todo el tiempo que sea necesario, para no lastimarnos con tu sonrisa burlona.
Acuérdate que fuimos nosotros, quienes te enseñamos tantas cosas: comer, vestirte y como enfrentar la vida tan bien como lo haces, todo ello es producto de nuestro esfuerzo y perseverancia.
Cuando en algún momento, mientras conversemos nos lleguemos a olvidar de lo que estábamos hablando, danos el tiempo que sea necesario hasta que recordemos el tema y si no podemos hacerlo no te impacientes, tal vez no era tan importante, lo que queríamos era estar contigo en ese momento.
Si alguna vez ya no queremos comer, no nos insistas sabemos cuando podemos y cuando no debemos. También comprendemos que con el tiempo ya no tenemos dientes para morder ni gusto para sentir.
Cuando nuestras piernas fallen por estar cansadas para andar, danos tu mano tierna para apoyarnos como lo hicimos cuando comenzaste a caminar con tus débiles piernitas.
Por ultimo, cuando algún día oigas decir que ya no queremos vivir y solo deseamos morir, no te enfades. Algún día entenderás que esto no tiene nada que ver con tu cariño o cuanto te amamos, Y trata de comprender que ya no vivimos, sobrevivimos y eso ya no es vivir.
Siempre quisimos lo mejor para ti y hemos preparado los caminos que has debido recorrer. Piensa entonces que con este paso nos adelantaremos. Estaremos construyendo para ti, otra ruta en otro tiempo, pero siempre contigo: no te sientas triste o impotente por vernos así.
Danos tu corazón, compréndenos, apóyanos como cuando empezaste a vivir. De la misma manera como nosotros te hemos apoyado en tu sendero, te rogamos que nos acompañes a terminar el nuestro, danos amor, paciencia y te devolveremos gratitud y sonrisas con el inmenso amor que te tenemos.
Tus Viejos: Papá y Mamá
Si cuando conversas con nosotros y repetimos las mismas palabras y sabes de sobra como terminan, no nos interrumpas y escúchanos. Cuando eras pequeño, para que te durmieras tuvimos que turnarnos y contarte miles de veces el mismo cuento hasta que cerraras los ojitos.
Cuando estamos reunidos y nos hagamos nuestras necesidades, no te avergüences y comprende que no tenemos la culpa de ello pues ya no podemos controlarlas, piensa cuantas veces cuando niño te ayudamos y estuvimos pacientes a tu lado esperando a que terminaras lo que estabas haciendo.
No nos reproches el que no queramos bañarnos, no nos regañes por ello, recuerda los momentos en que te perseguimos y los mil pretextos que te inventábamos para hacerte mas agradable el baño.
Cuando nos veas inútil e ignorantes frente a todas las cosas tecnológicas que ya no podremos entender, suplicamos que nos des todo el tiempo que sea necesario, para no lastimarnos con tu sonrisa burlona.
Acuérdate que fuimos nosotros, quienes te enseñamos tantas cosas: comer, vestirte y como enfrentar la vida tan bien como lo haces, todo ello es producto de nuestro esfuerzo y perseverancia.
Cuando en algún momento, mientras conversemos nos lleguemos a olvidar de lo que estábamos hablando, danos el tiempo que sea necesario hasta que recordemos el tema y si no podemos hacerlo no te impacientes, tal vez no era tan importante, lo que queríamos era estar contigo en ese momento.
Si alguna vez ya no queremos comer, no nos insistas sabemos cuando podemos y cuando no debemos. También comprendemos que con el tiempo ya no tenemos dientes para morder ni gusto para sentir.
Cuando nuestras piernas fallen por estar cansadas para andar, danos tu mano tierna para apoyarnos como lo hicimos cuando comenzaste a caminar con tus débiles piernitas.
Por ultimo, cuando algún día oigas decir que ya no queremos vivir y solo deseamos morir, no te enfades. Algún día entenderás que esto no tiene nada que ver con tu cariño o cuanto te amamos, Y trata de comprender que ya no vivimos, sobrevivimos y eso ya no es vivir.
Siempre quisimos lo mejor para ti y hemos preparado los caminos que has debido recorrer. Piensa entonces que con este paso nos adelantaremos. Estaremos construyendo para ti, otra ruta en otro tiempo, pero siempre contigo: no te sientas triste o impotente por vernos así.
Danos tu corazón, compréndenos, apóyanos como cuando empezaste a vivir. De la misma manera como nosotros te hemos apoyado en tu sendero, te rogamos que nos acompañes a terminar el nuestro, danos amor, paciencia y te devolveremos gratitud y sonrisas con el inmenso amor que te tenemos.
Tus Viejos: Papá y Mamá