"La Humanidad nos ciega, porque nos cambia las verdades"
El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la paz.
Madre Teresa de Calcuta (1910-1997) Misionera yugoslava nacionalizada india.
Apenas empezamos a tener “uso de razón”, nuestros padres, nos “dan la gran noticia”, de que el universo, esta regido por dos seres superiores y muy poderosos
Dicen, que aunque no los podamos ver, tocar o sentir, existen, son reales y “determinantes” al momento de llegar a este mundo y relacionarnos con nuestros semejantes, ya que representan las bases de una sociedad, “el bien y el mal”, y que “algún día”, tendremos que decidir entre una u otra alternativa.
La convicción de que ellos existen, según nos enseñan, se llama Fe.
En sus relatos, nos cuentan que uno de estos seres es bondadoso, ecuánime y maravilloso, que es el creador de todo lo que conocemos y que somos sus hijos porque estamos hechos a su imagen y semejanza. Que, como “buen padre”, es justo con todos y cada uno de sus retoños, quiere, ama y se preocupa de a todos por igual, y que si queremos algo, lo que sea, solo tenemos que pedírselo. Este ser vive en todas partes, no le interesan ni el dinero ni los bienes materiales, y la buena noticia es, que si nos portamos bien, cuando dejemos este mundo, podremos conocerlo, vivir en su casa (el Paraíso), y disfrutar toda la eternidad de su compañía y de su bondad infinita. Su nombre es Dios y es a él al que tenemos que adorar, querer y respetar mientras estemos vivos, siguiendo sus enseñanzas y haciendo su voluntad, cuya base es amarnos los unos a los otros.
El otro, es lo inverso, es aquel que nos odia, nos insta a hacer cosas malas para que nos desviemos “del buen camino”, es tramposo y malvado, causante de todo lo malo que le sucede al mundo y a los seres vivos, vive en un mar de llamas, lleno de demonios y seres malvados, si nos portamos mal, inevitablemente, cuando estemos muertos, tendremos que vivir con el, su casa se llama Infierno y este malvado, Diablo, de él tenemos que cuidarnos siempre y tratar de “no caer en sus garras”.
Lamentablemente, a medida que vamos creciendo, “nos enseñan otras cosas”, la primera es que este Dios, tiene muchos mas nombres de los que conocemos, que hay diferentes formas de adorarlo y que dependiendo el lugar donde vivas, tu estrato social, tu tendencia sexual, el color de tu piel, tu inteligencia , tu conveniencia y tu poder adquisitivo, es como le gusta recibirte en su casa, que solo a algunos les da lo que le piden y que no se preocupa tanto por el mundo; y que su adversario, el Diablo, esta mas ligado a la personalidad de los humanos, y que, en definitiva, nos parecemos mas a él que a Dios.
Por todos lados, somos bombardeados por estas “nuevas noticias”, que echan por la borda todo lo que aprendimos cuando niños, confundiéndonos y haciéndonos dudar de todo lo conocido, estos bombardeos vienen de algo terrible llamado Religiones.
Entonces las preguntas sin respuestas se hacen interminables, ¿Por qué tantos nombres para un solo Dios?, ¿Quién tiene la razón?, ¿Dónde quedo la justicia?, ¿Qué nos hace dividirnos?, ¿Acaso un padre no ama todos por igual?, ¿Por qué hay tantos que lucran con la fe?, ¿Dónde realmente esta Dios?, ¿Existen algunos “privilegiados”?, ¿Es necesario creer en el?, ¿Por qué no nos cuida como prometió?
Muy pocas de estas preguntas algún día podrán tener respuesta, y eso, es lo que nos esta convirtiendo en seres “descreídos”, sin valores y sin ganas de contarle a nuestros hijos, la misma historia que nos contaban nuestros padres.
¿Para que?
Indudablemente, de todo lo malo que a hecho el hombre para si mismo, “inventar” esto de las religiones es lo peor, porque al momento de dividir a Dios con tantas estupideces, quedo subyugado a especular y por consiguiente a “equivocarse”, permitiendo que la Fe se convirtiera en un negocio, un arma de doble filo, o peor, en un sistema dominado por el pensamiento subjetivo de aquellos que pretenden tener la razón, ganar dinero fácil y creerse “sabios”.
Talvez lo mejor seria no creer en nada....
O tal vez, estos seres superiores y poderosos, a los que se referían nuestros padres, seamos solo nosotros, los que queremos creer en algo mas, los que nos gustaría que “realmente” existiera un ser superior que nos ayudara en nuestros momentos de angustia.
Talvez, El Diablo, no exista y seamos nosotros mismos, que nos echamos a perder la vida destruyendo nuestro planeta.
Talvez, Dios si existe pero nosotros lo estamos alejando de nuestra vida.
Lo que si esta claro, es que mientras el hombre tenga “esa manía de dividirlo todo”, y aunque vivamos regidos por leyes que nos indican justicia, nunca estaremos realmente de acuerdo en lo que significa “el bien y el mal” y seguiremos perdidos, con grandes dudas y siempre especulando.
Que distinto seria todo si no estuviéramos prisioneros por las religiones y nos acordáramos de algo tan simple : Dios es amor
Apenas empezamos a tener “uso de razón”, nuestros padres, nos “dan la gran noticia”, de que el universo, esta regido por dos seres superiores y muy poderosos
Dicen, que aunque no los podamos ver, tocar o sentir, existen, son reales y “determinantes” al momento de llegar a este mundo y relacionarnos con nuestros semejantes, ya que representan las bases de una sociedad, “el bien y el mal”, y que “algún día”, tendremos que decidir entre una u otra alternativa.
La convicción de que ellos existen, según nos enseñan, se llama Fe.
En sus relatos, nos cuentan que uno de estos seres es bondadoso, ecuánime y maravilloso, que es el creador de todo lo que conocemos y que somos sus hijos porque estamos hechos a su imagen y semejanza. Que, como “buen padre”, es justo con todos y cada uno de sus retoños, quiere, ama y se preocupa de a todos por igual, y que si queremos algo, lo que sea, solo tenemos que pedírselo. Este ser vive en todas partes, no le interesan ni el dinero ni los bienes materiales, y la buena noticia es, que si nos portamos bien, cuando dejemos este mundo, podremos conocerlo, vivir en su casa (el Paraíso), y disfrutar toda la eternidad de su compañía y de su bondad infinita. Su nombre es Dios y es a él al que tenemos que adorar, querer y respetar mientras estemos vivos, siguiendo sus enseñanzas y haciendo su voluntad, cuya base es amarnos los unos a los otros.
El otro, es lo inverso, es aquel que nos odia, nos insta a hacer cosas malas para que nos desviemos “del buen camino”, es tramposo y malvado, causante de todo lo malo que le sucede al mundo y a los seres vivos, vive en un mar de llamas, lleno de demonios y seres malvados, si nos portamos mal, inevitablemente, cuando estemos muertos, tendremos que vivir con el, su casa se llama Infierno y este malvado, Diablo, de él tenemos que cuidarnos siempre y tratar de “no caer en sus garras”.
Lamentablemente, a medida que vamos creciendo, “nos enseñan otras cosas”, la primera es que este Dios, tiene muchos mas nombres de los que conocemos, que hay diferentes formas de adorarlo y que dependiendo el lugar donde vivas, tu estrato social, tu tendencia sexual, el color de tu piel, tu inteligencia , tu conveniencia y tu poder adquisitivo, es como le gusta recibirte en su casa, que solo a algunos les da lo que le piden y que no se preocupa tanto por el mundo; y que su adversario, el Diablo, esta mas ligado a la personalidad de los humanos, y que, en definitiva, nos parecemos mas a él que a Dios.
Por todos lados, somos bombardeados por estas “nuevas noticias”, que echan por la borda todo lo que aprendimos cuando niños, confundiéndonos y haciéndonos dudar de todo lo conocido, estos bombardeos vienen de algo terrible llamado Religiones.
Entonces las preguntas sin respuestas se hacen interminables, ¿Por qué tantos nombres para un solo Dios?, ¿Quién tiene la razón?, ¿Dónde quedo la justicia?, ¿Qué nos hace dividirnos?, ¿Acaso un padre no ama todos por igual?, ¿Por qué hay tantos que lucran con la fe?, ¿Dónde realmente esta Dios?, ¿Existen algunos “privilegiados”?, ¿Es necesario creer en el?, ¿Por qué no nos cuida como prometió?¿Acaso no sabemos lo que es el amor?
Muy pocas de estas preguntas algún día podrán tener respuesta, y eso, es lo que nos esta convirtiendo en seres “descreídos”, sin valores y sin ganas de contarle a nuestros hijos, la misma historia que nos contaban nuestros padres.
¿Para que?
Indudablemente, de todo lo malo que a hecho el hombre para si mismo, “inventar” esto de las religiones es lo peor, porque al momento de dividir a Dios con tantas estupideces, quedo subyugado a especular y por consiguiente a “equivocarse”, permitiendo que la Fe se convirtiera en un negocio, un arma de doble filo, o peor, en un sistema dominado por el pensamiento subjetivo de aquellos que pretenden tener la razón, ganar dinero fácil y creerse “sabios”.
Talvez lo mejor seria no creer en nada....
O tal vez, estos seres superiores y poderosos, a los que se referían nuestros padres, seamos solo nosotros, los que queremos creer en algo mas, los que nos gustaría que “realmente” existiera un ser superior que nos ayudara en nuestros momentos de angustia.
Talvez, El Diablo, no exista y seamos nosotros mismos, que nos echamos a perder la vida destruyendo nuestro planeta.
Talvez, Dios si existe pero nosotros lo estamos alejando de nuestra vida.
Lo que si esta claro, es que mientras el hombre tenga “esa manía de dividirlo todo”, y aunque vivamos regidos por leyes que nos indican justicia, nunca estaremos realmente de acuerdo en lo que significa “el bien y el mal” y seguiremos perdidos, con grandes dudas y siempre especulando.
Que distinto seria todo si no estuviéramos prisioneros por las religiones y nos acordáramos de algo tan simple : ¡Dios es amor!
“Queridos hermanos, debemos amarnos unos a otros, porque el amor viene de Dios. Todo el que ama es hijo de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor” (1Juan, Cap. 4: 7-8)
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